martes, 30 de abril de 2013

Yo entresueño, Buzo de lavabos

"...y te vas dejando ir con la esperanza de quizá volver a lo otro, a eso que eras antes de despertar y que todavía flota, todavía está en vos, en vos mismo, pero empieza a irse..."

Nada mejor que romper la realidad con un juego de niños en el que me besas y acaba con verdaderas promesas.
Ningún método más acertado que trasladar a la ficción lo que no entra en el cinturón de lo cotidiano. 
Por que sólo en sueños soy capaz de alcanzar tu mano, pero despierto y todos esos esfuerzos han sido en vano.

Y aquí estoy. A las ocho de la tarde de un martes cerca de la playa, aún me siento buceando entre tuberías que acumulan los efluvios de la gente que se mira al espejo cada mañana y sólo retiene una imagen borrosa de lo que se irá esculpiendo a lo largo de la jornada.






Déjame dormir, que sólo quiero soñar.





Julio Cortázar, Rayuela; capítulo 6.

El capítulo seis nos introduce en la historia que tienen Horacio y la Maga. El capítulo trata del pequeño juego que llevan a cabo para quedar. Como dice la primera línea "La técnica consistía en citarse vagamente en un barrio a cierta hora", lo que explica que les gustaba esa incertidumbre que les crea el no saber dónde, cómo o cuándo se van a encontrar, ya que cada uno cogerá un camino para llegar al destino y puede ser que su encuentro se produzca antes del lugar de la cita. Pero, por otro lado, también disfrutan con el riesgo de no encontrarse y pasar la tarde solos, que es algo a lo que también se exponen.
Una vez se han encontrado, la Maga comienza a citar libros de grandes autores, pues quiere leerse alguno de ellos y comienza a hacerle preguntas a Horacio. En ese momento, Horacio no le contesta con mucho interés y esto le dará la oportunidad de explicarle a la Maga que no es lo mismo saber que conocer. La Maga se creía que Horacio sabía mucho sobre esos libros, pero Horacio le explica que no con ejercicios de indagación. Así, Horacio demuestra que conoce esos libros y no que sabe sobre ellos.

A continuación, vuelven a la conversación de sus encuentros. Hablan de todo lo que tiene que pasar, todas las casualidades que se dan para que casi siempre se encuentren. Les fascina la incertidumbre que les provoca pensar en si habrá encuentro o no. Con este tema conlcuye el capítulo, hablan de que les parece increíble que en cada momento hagan el movimiento correcto para llegar a su lugar de encuentro; "¿Y si no me hubieras encontrado?", le preguntaba. "No sé, ya ves que estás aquí..." Inexplicablemente la respuesta invalidaba la pregunta, mostraba sus adocenados resortes lógicos.

ANA NAVARRO PEÑA.

Capítulo siete, Rayuela


`Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera ,y me basta deshacerlo todo y recomenzar´.  Podemos decir que antiguamente existía un amor real, puro e inocente. Este es uno de lo capítulos donde vemos ese amor entre dos personas. Esa sensación  tan apasionada es descrita con numerosos detalles para de esta manera, ponernos a nosotros (los lectores) en situación y en contexto. Observamos cómo llega a la propia boca de la amada de una manera un tanto sensual y erótica hasta llegar al propio contacto terminando en un beso. ¿Qué intención tiene Cortázar con este capítulo?. Quizás simplemente nos quiere mostrar un amor profundo e intenso que hoy en día no podemos ver con tanta claridad. Puede ser que el protagonista de nuestra historia haya dedicado más de un renglón y menos de cien a su amada para conseguir ese beso. También es posible que haya escrito cartas que nunca hayan salido de su cajón. Que haya echo locuras para ese pequeño y diminuto beso. Que la haya buscado por lugares que ni siquiera existen y haya intentado encontrarla de casualidad .Y una cosa tenemos clara, estaba loco por besarla. Algo que hoy en día está sobrevalorado..