El capítulo seis nos introduce en la historia que tienen Horacio y la Maga. El capítulo trata del pequeño juego que llevan a cabo para quedar. Como dice la primera línea
"La técnica consistía en citarse vagamente en un barrio a cierta hora", lo que explica que les gustaba esa incertidumbre que les crea el no saber dónde, cómo o cuándo se van a encontrar, ya que cada uno cogerá un camino para llegar al destino y puede ser que su encuentro se produzca antes del lugar de la cita. Pero, por otro lado, también disfrutan con el riesgo de no encontrarse y pasar la tarde solos, que es algo a lo que también se exponen.
Una vez se han encontrado, la Maga comienza a citar libros de grandes autores, pues quiere leerse alguno de ellos y comienza a hacerle preguntas a Horacio. En ese momento, Horacio no le contesta con mucho interés y esto le dará la oportunidad de explicarle a la Maga que no es lo mismo saber que conocer. La Maga se creía que Horacio sabía mucho sobre esos libros, pero Horacio le explica que no con ejercicios de indagación. Así, Horacio demuestra que conoce esos libros y no que sabe sobre ellos.
A continuación, vuelven a la conversación de sus encuentros. Hablan de todo lo que tiene que pasar, todas las casualidades que se dan para que casi siempre se encuentren. Les fascina la incertidumbre que les provoca pensar en si habrá encuentro o no. Con este tema conlcuye el capítulo, hablan de que les parece increíble que en cada momento hagan el movimiento correcto para llegar a su lugar de encuentro;
"¿Y si no me hubieras encontrado?", le preguntaba. "No sé, ya ves que estás aquí..." Inexplicablemente la respuesta invalidaba la pregunta, mostraba sus adocenados resortes lógicos.
ANA NAVARRO PEÑA.