Presentación para clase

Aquí tenéis las diapositivas que vimos en clase:


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  1. Capítulo 3. Rayuela
    En este capítulo Horacio Oliveira piensa mientras está en el dormitorio con la Maga, ya que ella se había dormido tras escuchar un cuarteto de Hadyn, en cambio él seguía despierto consumido por el insomnio que le provocaba su propia mente activa. Empezó a recordar la carta que le había mandado su hermano, ya que era una delicia porque le mandaba dinero así podría comprar algunos libros y darle algo de dinero a la Maga. El insomnio seguía tras él y empezó a pensar en el verbo “hacer” -vaya verbo para dormirse, pensó- piensa en su definición en lo que provocan las acciones diarias. Ahora piensa en el aspecto de las personas y que a través de como caminan o van vestidas puedes conocer a una persona pero según él son todo engaños filosóficos y aparentes. Pensó en su infancia de clase media según decía él y como ve la Maga a las otras personas que le rodean:
    “La Maga era de las pocas que no olvidaban jamás que la cara de un tipo influía siempre en la idea que pudiera hacerse del comunismo o la civilización cretomicénica, y que la forma de sus manos estaba presente en lo que su dueño pudiera sentir frente a Ghirlandaio o Dostoievski”.
    A Oliveria le gustaba andar con aires de filósofo, por ello y mil pensamientos transversos mal no se debía confiar en él.
    “Quizá. ¿Por qué no? Pero también podía ser que su punto de vista fuera el de la zorra mirando las uvas. Y también podía ser que tuviese razón, pero una razón mezquina y lamentable, una razón de hormiga contra cigarra. Si la lucidez desembocaba en la inacción, ¿no se volvía sospechosa, no encubría una forma particularmente diabólica de ceguera? La estupidez del héroe militar que salta con el polvorín, Cabral soldado heroico cubriéndose de gloria, insinuaban quizá una supervisión, un instantáneo asomarse a algo absoluto, por fuera de toda conciencia (no se le pide eso a un sargento), frente a lo cual la clarividencia ordinaria, la lucidez de gabinete, de tres de la mañana en la cama y en mitad de un cigarrillo, eran menos eficaces que las de un topo”.
    La Maga ya estaba despierta cuando Oliveria hablaba vagamente con su consciencia, ella le dijo que él pensaba las cosas antes de actuar. Así pues, él siguió sin dormir…

    GEMA BELDA REQUENA

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