sábado, 11 de mayo de 2013

Hipertexto e interpretación. ¿Jugamos a leer?


Un texto ambiguo, no porque utilice palabras incomprensibles (como el ejemplo que vimos en clase, que me ha servido de inspiración), sino por los saltos temáticos y las diferentes interpretaciones:

Todos hablan de él… Julio… ¿Sabes quién te digo? Vive al pasar el barranco. Conocí a Horacio gracias a él y, desde entonces, no hay un instante en el que haya dejado de jugar.
Ahí está él. ¿Leer por el principio o por el final? ¿Tradicional u original? ¿Y si salto? Quiero que esta vez sea especial; impresionarle. 
Míranos, ahí estamos, frente al ordenador. Comienza el juego... Ya me toca... ¡Me toca! 
Se despeja cualquier atisbo de duda, cojo un beso y lo lanzo al aire con los ojos entrecerrados. La piedra flota hasta hacer click en la casilla número… Se está cargando.
–Vamos– me dice Julio. Voy embriagándome de la esencia de Horacio. –Ya estoy casi dentro–  me susurra. Mis pies, se mueven solos: vuelo, se abre la ventana y ahí está. Mis pies, van acariciando poco a poco el suelo, el suelo de la 68. El momento es mágico.

Estridente, suena mi móvil, que nos golpea con la cruda realidad. El tiempo se nos ha pasado volando. –Game over –me susurra Julio al oído.  –Ni en sueños. Pásame el marcador– le respondo dulcemente.
Guardo rápidamente todas las pestañas del navegador, pongo el marcador en la página del capítulo sesenta y ocho mientras que sé que Horacio va retirando su piedra del tablero. Apresuradamente, me haciendo la coleta voy…
 Jadeando, conforme me voy alejando muy a mi pesar, exclamo: – ¡Tengo que marcharme!
 Acto seguido, todo se difumina. Pareciendo quedar inmóvil, todo se desvanece.


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