Aflicción en un día de Jazz
En una casa rodeada de pinos y recuerdos que no
le dejaban respirar, estaba él, sentado en una silla al borde del balcón,
llorando de pena. Su mal era que la había querido mucho. Intentó un par de
veces no pensar en ella. Le costaba. No podría decir cuando empezó a adelgazar, pero una cosa era evidente, este dolor le consumía. Tan macizo y fornido como había sido. Pobre Luca… Terriblemente deprimido tenía
ganas de volatilizarse, borrar de su vida por siempre aquella tarde. Su alma
era prisionera porque él la quería, pero ella ya no estaba, así que, nunca más se volverían a amar. "¿Por
qué no se muere todo ya?"–pensó Luca atormentado–.
Junto a la silla, una mesita en la cual
descansaba un gastado tocadiscos, y que en ese triste preciso instante, estaba ‘haciendo
girar’ al mítico Johnny Temple: …baby, please
remember I’ve always been your heart. Abrió el cajón de la mesita y allí
estaba. Esa vieja foto, retrato de ese
bello e inolvidable rostro que tanto admiraba, se postraba de nuevo ante sus ojos. Después de
mirarla un rato la volvió a meter en el cajón. Pensó que era mejor olvidarla y como decía la canción que estaba escuchando que ella, por
favor recordara que él siempre fue su corazón.
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