martes, 7 de mayo de 2013

LA MAGA (cap. 12)




LA MAGA
Gregor y la Maga tomaban algo juntos en el bar, como cada día. Le gustaba la Maga porque tenía poderes sobrenaturales: la capacidad de ver el futuro. “El futuro que ve es de esos que no interesan”, replicó Horacio una vez, “de esos de si te vas a golpear el dedo meñique del pie contra la puerta”.
- Yo te predigo el futuro, si quieres –replicó ella. Gregor se quedó mirando el mate que bebía, frío hacía tiempo,  y asintió desganado.
- Pues un momentito –sacó una varita desgastada de su bolso, y Gregor la observó con incredulidad-. Pelo de unicornio –dijo ella orgullosa. Loca, definitivamente. Y la agitó sobre Gregor tal como quiso-. Estás enamorado de mí, aunque eso no es un secreto –risita-. Estarás aquí sentado, y te preguntarás si todo esto que ves es real. Si ese disco y esa voz que canta lo son. Pensarás que he perdido el juicio, pero te creerás todo lo que te diga.
- Eso no es el futuro –le cortó él, como si sintiera que una profunda fuerza le taladraba la cabeza para sacar todos sus pensamientos -.Lo que me has dicho no es el futuro. Es lo que está pasando ahora. Es el presente.
- Es posible –se carcajeó la Maga-. Pero el presente, si es la verdad, es mejor que nada –pegó otro sorbo a su bebida y guardó la varita en un fino estuche de terciopelo. Gregor la observó, perplejo. “Pelo de unicornio. Qué cosa más absurda… es una maldita chiflada”, sentenció.

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