Cada persona con la que entramos en contacto, deja
huella en nuestras vidas. Todo comienza con un simple encuentro casual (en
ocasiones acompañado de una conversación banal) de cuyas consecuencias no somos
conscientes hasta que ya ha transcurrido cierto tiempo. Con el tiempo y después
de diversos encuentros casuales, empezamos a notar ciertos cambios en nosotros
mismos, dejamos de ver las cosas del mismo modo, nuestras ideas cambian, cosas
insignificantes se vuelven importantes y viceversa, nos damos cuenta de que las
cosas cambian y tenemos que aprender a convivir con ello. Esa persona siempre
estará contigo, ya sea en forma física o como un recuerdo. Esa persona con la
que nos encontramos de forma causal quizá era necesaria en nuestra vida para
experimentar toda esa clase de cambios, para madurar, para aprender a apreciar
esos encuentros casuales y saber disfrutar de ellos durante el, quizá, poco
tiempo que duren…
Actividades de Animación Lectora para conmemorar el Cincuentenario de la publicación de Rayuela de Julio Cortázar. Centro de Estudios Iberoamericanos Mario Benedetti
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