Capítulo 93, Si yo fuera él.
Permanecía sentado en aquel oscuro sofá del comedor,
aproximándose a echar un pequeño vistazo a través del ventanal que de frente se
encontraba, y allí estaba, era ella, desde aquel momento, su alma gemela, su
media naranja o más poéticamente el amor de su vida. Cierto es que cada día la
veía pasar por la estrecha Rue du Rocher tan guapa como siempre, con sus tocados y zapatos de
diseñador altamente reconocido.
Así transcurrieron
meses y meses, hasta que el día menos pensado, notó su ausencia en aquella
calle y mientras su cerebro procesaba la
información, su corazón latía a mil revoluciones por segundo, y solo podía deberse a una causa: la echaba
tanto de menos que no podía dejar de pensar en ella ni un segundo.
Apenas transcurridos unos días, volvió a pasear por allí, esta vez
acompañada por un caballero, el cual la “amaba” únicamente por su fama mundial
y su poder adquisitivo: Era modelo de alta costura. Ahí Jean Paul se frustró
demasiado debido a que él la quería porque no la había elegido, el destino los
había unido si no hubiera sido por la intromisión por conveniencia de aquel
caballero.
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